
Poder es una palabra con múltiples significados. Poder es un verbo que se define como la posesión de capacidad para hacer algo. Pero también es un sustantivo que indica la capacidad en si misma de hacer algo. En esa misma línea el poder, da igual que sea una persona o un estado quien lo posea, sirve a la voluntad. Por eso, cuando hablamos del poder, hablamos de la capacidad de hacer cumplir la voluntad de su poseedor, ya sea por las buenas o por las malas. Es entonces cuando el poder se transforma en violencia, porque la violencia es el acto de utilizar la fuerza, o la intimidación para conseguir algo, en este caso cumplir la voluntad de quien tiene el poder. El poder es entonces la capacidad de utilizar la violencia para conseguir algo, luego el poder es violencia acumulada. Obviamente esto es una analogía, porque el poder no es sólo violencia acumulada, pero esta capacidad es la que ayuda a perpetuarlo.
¿Cómo se obtiene esa capacidad? En el plano moral justificar la violencia es imposible, porque nadie percibe la violencia como algo positivo. Tiene una connotación negativa que produce repudio en la humanidad. Al menos eso quiero pensar. Pero la violencia no necesita justificación para utilizarse, se basta con tener la capacidad para poder utilizarla. La capacidad se consigue a través de la legitimación, y esta a su vez se consigue a través de una razón o motivo de peso, es decir, el fin. El fin es justamente la voluntad de hacer algo, de cambiar la realidad, o de mantenerla. Por lo tanto, a la violencia la justifica el fin.

Ahora podemos decir que no es cierto, que ninguno de nosotros justificaría la violencia para conseguir algo. Pero repito, la violencia no necesita justificación del plano moral, sólo es necesario tener la capacidad de para usarla. Esta capacidad es uno de los combustibles que hacen funcionar el motor de la historia. Es la que marca si se avanza o retrocede en las relaciones humanas. Eso si, aunque el poder se perpetúa a través de la violencia, a veces no suficiente, y esto es porque el poder tiene un competidor de igual calibre o capaz de destruirle, es decir, hay otro poder. Es justamente en ese momento cuando la violencia se deja a un lado. Al haberse equilibrado las fuerzas las partes se sientan a negociar, y en definitiva, se avanza hacia objetivos comunes firmando un pacto. Esto es lo que se denomina lucha de clases, y la lucha de clases es la que explica la violencia y su final.
La violencia se acaba cuando uno es consciente de que el oponente que tiene en frente puede destruirte. Por ello se opta por la vía del pacto, porque hay una intimidación por parte del otro poder ¿Qué es un pacto? Es el acuerdo de dos partes que se obligan a cumplir ciertas condiciones, es decir, es el sometimiento de ambos poderes a ellos mismos. Pero no se someten porque en el plano moral ejercer la violencia les parece algo detestable, sino porque ambos son capaces de ejercerla de forma efectiva.
Llegados a este punto, parece que la moral y la ética no tengan cabida en el mundo. Que el ser humano sólo es pacífico cuando es consciente de que puede desaparecer. En nuestros primeros estadios de la evolución de hecho cooperábamos y vivíamos “pacíficamente” porque éramos conscientes de nuestra frágil existencia. Este es en última instancia el motivo que nos hará superar las diferencias, que hará que el poder recaiga en todos los seres humanos, y que tener la capacidad de ejercer la violencia no sea motivo suficiente para utilizarla. En definitiva que el plano moral sea más importante que los intereses.
No hay comentarios :
Publicar un comentario