Mis jodidos lectores, sé que algunos de vosotros os estaréis preguntando porque no hemos actualizado todavía ninguna entrada. Las razones son sencillas y llanas. Las fiestas navideñas han tenido efectos secundarios en algunos de nosotros, y nos hemos puesto enfermos. Espero que podáis aceptar nuestras disculpas.
No obstante, no todo lo ocurrido la semana pasada fueron malas noticias. Desde este viernes empezaréis a leer entradas de un nuevo redactor. No lo presento, porque seguramente quiera hacerlo él mismo, pero espero que lo acojáis tan bien como a nosotros. Dicho esto pasemos a hablar del tema de hoy.
No obstante, no todo lo ocurrido la semana pasada fueron malas noticias. Desde este viernes empezaréis a leer entradas de un nuevo redactor. No lo presento, porque seguramente quiera hacerlo él mismo, pero espero que lo acojáis tan bien como a nosotros. Dicho esto pasemos a hablar del tema de hoy.
Dentro del cine siempre ha existido el debate de las malas adaptaciones. Ya sean de libros o videojuegos, el fan medio de la anterior suele quedar bastante decepcionado. Jamás cumplen las expectativas, y cargan duramente por no asemejarse a lo que ellos consideran una obra maestra de la literatura, o el videojuego. Claro que uno no se plantea como es a la inversa, como es adaptar una película a un libro, o a un videojuego. Por experiencia personal sé que el resultado suele ser tan decepcionante como una relación de 2 años sin coito. Muy posiblemente el problema se halle en que la mayoría de veces se enfoca del mismo modo que el original, cuando la experiencia de leer un libro, jugar a un videojuego o ver una película son totalmente distintas. De ahí que suelan cargarse las adaptaciones, porque se adapta buscando conseguir las mismas sensaciones que con el original, cuando el cine, los videojuegos, o la literatura utilizan sus propios métodos para seducirnos. Por ello, como no podía ser de otra forma, hoy os voy a traer un claro ejemplo de como destrozar una adaptación del cine al videojuego. Espero que os guste.
The Karate Kid es la adaptación de aquella saga de películas, concretamente las dos primeras, a la que el videojuego le debe el nombre. Pocos de aquellos niños cautivados por el film sabrían lo que les esperaba. Del Dar cera, pulir cera del señor Miyagi hacia su versión interactiva. Lo que no sabían es que la compañía Atlus Co., cuando lanzó su adaptación en 1987 para la consola Nintendo, convertiría el frustrante entrenamiento de Daniel en una prueba de niños comparada con el jueguecito. Efectivamente, The Karate Kid era una jodienda imposible de superar. Tenía una dificultad enorme, y no porque los niveles estuvieran mal diseñados, que también, sino porque la jugabilidad era horrible. El juego era una mezcla del género plataformero y lucha con una porquería de controles. Era difícil acertar en los enemigos, era difícil saltar eficazmente por el escenario, y era imposible salir de la paliza gitana que te podían dar los enemigos cuando se te amontonaban. Aunque lo más jodidamente irónico del juego era la descompensación de las pantallas en referencia a su dificultad. El concepto de la dificultad progresiva los programadores se lo pasaron por el escroto. El primer nivel hasta un mono lo podría pasar, pero en el segundo, se pasa de uno a cien en una escala de dificultad. Desde luego, todo en conjunto te plantea una pregunta ¿Qué clase de desalmado hijo de Satanás quiso arruinarle la infancia a todos estos chavales? Nunca lo sabremos, pero lo que sí debéis advertir es que si os encontráis con este título accidentalmente, sería mejor que os alejaráis de él, puesto que si amáis Karate Kid o los videojuegos corréis peligro de entrar en un estado de ira sin retorno.
Por supuesto, si el anterior videojuego te lleva a un estado de enajenación mental sin parangón, el siguiente te hará viajar hacia el mundo de lo absurdo, lo lamentable y lo ridículo. Os haré una pregunta ¿Hay algo peor que una mala adaptación de una película al mundo gamer? La respuesta es afirmativa. Un videojuego que está basado en una película atroz, que a su vez está basada en un videojuego. Este es el caso de Street Figther The movie. Por motivos evidentes, CAPCOM decidió tirarse a una piscina rellena de excremento líquido con este título en 1995. Si el otro día hacía mención de las virtudes de Street Fighter 4, hoy tengo que afirmar que CAPCOM metió irrumpió en el mercado de Play Station con esta oveja negra de la saga. Me atrevería a decir incluso que cuando dieron el visto bueno para el proyecto debieron cagarse encima y pisar mierda a la vez porque desde luego el juego es un insulto a la inteligencia. Tratando de emular a Mortal Kombat, utilizaron fotogramas para crear el entorno gráfico del juego. Nada de construcciones a base de pixeles, que por otro lado lo hacían de manera excelente. Así les fue, que ni por los gráficos se salvaba el jueguecito, ya que la jugabilidad apestaba a cadaver en descomposición. El movimiento de los personajes era patético. Tan antinatural era que hasta los propios guionistas de Cuarto Milenio se plantearon dedicarle un programa. A la hora de maniobrar con los controles no sabías si peleabas con los luchadores de Street Fighter, o con los Power Rangers. Fuera bromas, su acogida fue horrible, tanto que la propia empresa ha intentado renegar del título. Si queréis un consejo, ni os molestéis en mirarlo porque os pueden dar ganas de llorar cuando lo comparas con sus anteriores ediciones.
Seguramente algunos me odiaréis. Haberos desvelado estos pedazos de truños de la industria del videojuego relacionada con el cine es algo difícil de asimilar. A pesar de ello me llevaría una decepción si pensaráis que toda adaptación es mala, puesto que aunque hay por ahí muchas blasfemías, hay otras obras como The Warriors, de la que hablé en su día, que son verdaderas joyas del género.
Saludos jodidos de Balcerx
¡Brutal! jajaja
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